Hace como cuatro horas me mandaron a comprar la leche, casi nunca curoseo en la vitrina de la tienda porque entiéndase que el que busca encuentra y muchas veces se termina por comprar cosas de más, pero esta ocasión casi meto las narices (ja, ja, las narices) en el aparador y ¡tan, tan!...
Ustedes dirán que qué onda con la publicidad, pero no es eso :(, ¡es... es... es que carajo!, supongo que les ha sucedido, que intentan olvidarse de una persona, ¡y esta apareciéndose a por todos lados!, es la segunda vez que trato de sacarme un alguien de la cabeza y por si se lo preguntan, el resultado de la primera vez que procuré hacerlo, ¡fallé!, y pues con lo de esta situación concluyo que eso es imposible, entre más te abstienes de buscarles y no pensarles, más les extrañas y encima tienes que ir poniendo sonrisitas por la vida como si nada sucediese, bueno, que si se ponen a pensar, en realidad no nos sucede nada, tenemos los sentimientos lastimados, sí, pero importa enormemente más tener buena salud (bueno, espero se encuentren bien de salud).
En fin, obvio está que fue inevitable no comprar la barra, porque una de las cosas que hecho de menos de mi Mendoza, es que, casi siempre, traía chocolate en los bolsillos, quizá la chocolatina sea el segundo elemento en su vida que realmente ame y disculpar el comercial, pero el CRUNCH CRISP es el lingote de cacao que a mí más me hará recordarle.
Lamento hacerles leer entradas que sólo me interesan a mí, pero este ser, osease yo, se encuentra en un estado de ¡crash!, pero no, no se preocupen, que ya está trabajando en eso y un día de estos aparecerá a con todo lo que les debe.
Jaja, me acordé de "y ahora, ♪ ¿cuánto chocolate ♫ debo comer, ♪ para que tu amooooor, ♫ me deje de doler?" Aurora y la academia - Rarita
